sábado, julio 23, 2005
La Cueva del Oso
Es público y notorio que tengo mis dos caras: la sádica (que los tortura con sus pseudo-escritos) y la masoquista (semi-oculta entre las sombras).
Bueno, pues he aquí, estimadísimos visitantes, opinólogos, comentadores, críticos, etc. que le ha dado a mi faceta masoquista por hacer su aparición.
Y, digno de toda diva pop (Mafi dixit), nada de medias tintas señoras y señores, no, no.
Que si nos vamos a flagelar, sea con todo!
Ahora, yo pregunto, inquiero, les interrogo:
¿Quién me manda a mí a meterme en la cueva del Oso? ¿Quién, a ver?
Vamos a convenir que el osito es un ternuror, es súper abrazable, un peluchín.
Pero, ¿por qué puta razón una suele olvidarse que entre todas sus cualidades, tiene también unos dientecitos que pa qué te digo, pa qué te cuento y unas garras que podrían dejar a la que suscribe hecha fetas?
Cómo bien les dije, ha dado por asomar mi veta masoquista.
Así es que, no se sorprendan si un día de éstos, terminan saboreando Cruellita con manteca, dulce de leche o mermelada.
Siempre recuerden que tienen dos opciones: desayuno o merienda.
Bon Apetit!
Yo quiero un oso, humano, que me quiera de verdad...Besos Cruella.